Los trastornos de conducta en la demencia son una de las manifestaciones más complejas y desafiantes para los profesionales y cuidadores. Comprender su origen es clave para abordarlos de manera efectiva y humana. En este artículo exploraremos los principales modelos explicativos de los trastornos de conducta en la demencia, que nos ayudan a interpretar mejor estas conductas y diseñar intervenciones adaptadas.
El modelo de necesidades insatisfechas en demencia sostiene que muchos comportamientos problemáticos surgen porque la persona no tiene cubiertas necesidades básicas o emocionales. Estas pueden ser físicas, sociales, emocionales, sensoriales o espirituales.
Ejemplos de necesidades no satisfechas:
Hambre o sed.
Dolor no detectado.
Necesidad de contacto social o afectivo.
Falta de estimulación significativa.
👉 Este modelo invita a los profesionales a observar, escuchar y detectar qué puede estar necesitando la persona, en lugar de interpretar la conducta como “problema en sí mismo”.
El modelo de aprendizaje en demencia explica que las conductas pueden reforzarse —o disminuir— según la respuesta que reciban del entorno. La repetición de ciertos patrones ocurre porque, de alguna manera, han sido recompensados.
Aplicación práctica del modelo de aprendizaje:
Evitar refuerzos negativos: No reaccionar con sobreatención ante conductas inadecuadas que pueden perpetuarlas.
Reforzar lo positivo: Premiar y valorar las conductas adecuadas con refuerzos sociales, físicos o de actividad.
👉 Este modelo nos recuerda que los cuidadores y profesionales influyen directamente en cómo evolucionan los comportamientos.
El modelo de vulnerabilidad al entorno en la demencia pone el foco en cómo el ambiente influye en la aparición de los síntomas conductuales. Un entorno mal adaptado, ruidoso o poco comprensible puede aumentar la ansiedad y la agitación.
Estrategias de intervención ambiental:
Reducir ruidos y estímulos estresantes.
Cuidar la temperatura, la iluminación y la comodidad del espacio.
Ofrecer un diseño seguro, accesible y con elementos naturales.
Además, este modelo enfatiza el papel del cuidador, ya que su nivel de estrés y sobrecarga repercute directamente en la calidad del cuidado.
Cuidar y formar al cuidador significa:
Prevenir el burnout con programas de apoyo y respiro.
Ofrecer formación en comunicación y manejo de comportamientos difíciles.
Enseñar técnicas de autocuidado y relajación.
Los modelos explicativos de los trastornos de conducta en la demencia —necesidades insatisfechas, aprendizaje y vulnerabilidad al entorno— no son excluyentes, sino complementarios. Una misma conducta puede tener múltiples causas y requiere una observación atenta y multidimensional.
Aplicar esta visión integral permite diseñar intervenciones más humanas, efectivas y personalizadas, evitando respuestas simplistas y mejorando la calidad de vida tanto de la persona con demencia como de su entorno cuidador.
MISIÓN
Mi misión es difundir la metodología Montessori aplicada a las personas mayores para dar una calidad de vida basada en el respeto y la dignidad, y brindar una vida con sentido y propósito.
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